martes, 29 de diciembre de 2009

Prólogo de Partida


























Siempre que parte un barco queda alguien en el muelle.
Este navío que tienes en las manos zarpa con los mejores vientos.
Enarbola una bandera de pirata y tiene un viejo y amarillento cuaderno de bitácora donde anotarás las cosas pequeñas de la vida.
Las importantes estarán inflamando en las velas de vientos impetuosos de barlovento, o acariciándolas con la dulzura de las brisas de sotavento, o hasta las desgarrarán con furiosos huracanes cargados de salitre.
Serán su motor y su gloria, y la de sus eventuales polizones.
Este velero carece de anclas por una saludable falla genética, pues está destinado a la deriva, con la pasión del descubridor y con el ánimo del combatiente.
No esperen verlo atracar. Véanlo pasar gallardo y ufano, dueño de todas las libertades que sólo existen en el mundo de las almas.
No lo aplaudan.
No le griten.
No lo distraigan.
No lo envidien.
Sólo pretende que comprendamos el mensaje de su velamen y sus banderas multicolores.
Por mi parte, con su partida, guardaré en mi bolso gris dos simientes. Una de ceibo para recordar el fuego de su pasión, la otra de anacahuita para recordar el bálsamo de su compañía llena de reverdeceres.
Búscame en Haifa, que es el puerto de mi alma, o en el cabo de Fisterra que es el túmulo de mis orígenes, o en la imagen familiar de nuestro cerro inútilmente artillado. Allí estaré.
¡Buenos vientos, Marinero!

Daniel Dominguez

1 comentario:

  1. Buen comienzo de año esta partida poética. Espero seguir atracando en este puerto.

    ¡Buen viaje!

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